Castrillo de Don Juan Fernando Franco Jubete |
En un extremo del Cerrato palentino actual, en el centro del Cerrato castellano, en el Valle del Esgueva, metiéndose entre las provincias de Burgos y Valladolid y siendo límite de ambas, entre Tórtoles de Esgueva y Encinas de Esgueva, se encuentra nuestro palentino Castrillo de Don Juan. Puro Cerrato profundo, como denomina Javier Pérez Andrés, periodista, gran conocedor del territorio de Castilla y León y gran especialista en sus producciones agroalimentarias, al territorio cerrateño alejado de la autovía N-620 que lo atraviesa, de las ciudades y los pueblos más habitados, de los polígonos industriales y, en definitiva, del desarrollo. Porque el terrario de los valles consecutivos del Arlanzón, Arlanza y Pisuerga por el que discurre la N-620, en la que se sitúa el "todo urbano", como dirán los economistas, Valladolid - Palencia, la zona más activa y desarrollada de Castilla y León, es también puro Cerrato aunque abierto, industrial y con amplias expectativas de futuro ante la globalización y lo que se tercie.
En el Cerrato profundo, exclusivamente agrícola y ganadero, subsisten unos treinta pueblos envejecidos y abandonados entre semana y vivos y activos los fines de semana y, sobre todo, en cuanto el calendario nos concede un puente o unos días de vacaciones. Un Cerrato al que, probablemente sólo le queda la opción de la segunda vivienda, ya no sólo de quienes nacieron o tienen sus raíces allí, sino de todos los que buscan esa segunda vivienda, desde las grandes aglomeraciones urbanas, en un territorio con atractivos paisajísticos, culturales y gastronómicos con el complemento de la tranquilidad y el sosiego. La opción del turismo rural que muchos, incluso los que se denominan expertos, niegan al Cerrato porque sólo lo conciben en los territorios de montaña y como servicio de alojamiento, es una realidad histórica, estable y para siempre y, a poca imaginación que le echemos los cerrateños, con ADRI Cerrato Palentino a la cabeza, debe convertirse también en una opción comercializable que, hasta hoy, sólo Ángel en su Mesón del Cerrato de Tariego y la familia Primo en sus áreas de servicio y establecimientos hoteleros de la N-620 han convertido en realidad.
Castrilllo de Don Juan es, al menos para mí, el ejemplo perfecto del Cerrato idílico y profundo en el que subsiste el pueblo con sus costumbres y su cultura fundamentadas en las actividades agrarias en un entorno y un paisaje poco modificados por el esquilmador monocultivo cerealista. Les invito a que se asomen, porque éste es el principal impacto, el de la asomada, cuando uno se acerca a Castrillo. También a que baje, por supuesto, y conozcan el pueblo. Para ello, tomen la CL-619 de Palencia a Aranda de Duero, una de las carreteras más atractivas paisajística y vitivinícolamente hablando.