Animales que tenemos en Castrillo de Don Juan
por Agustín de la Peña Aragón

    El zorro, el conejo, la liebre, la codorniz, la perdiz, estorninos, el jabalí, córvidos (urraca), el lobo, el mochuelo, golondrina, la polla de agua, las palomas, la lechuza, la oropéndola, la comadreja, el vencejo, el abejaruco, colirrojo tizón (el neverillo), pito real (el caballo), la abubilla, pico picapinos, la avutarda.

EL ZORRO
 

    En Castrillo de D. Juan aparece por todo nuestro campo incluso por las cercanías del pueblo, pues se acomoda rápidamente a los más diversos ambientes y, al ser capaz de adaptar su alimentación, le encontramos en el sitio que menos esperamos, perteneciendo por ello al grupo de animales denominados oportunistas.

    Por lo general, se le atribuye un nivel de inteligencia que evidentemente no tiene. En realidad, sus habilidades responden a un perfecto conocimiento del territorio y a su capacidad de reacción ante el menor cambio que se produzca en sus dominios. Tiene muy desarrollados los sentidos, especialmente el oído y el olfato, y su vista está perfectamente adaptada a la vida nocturna.

Zorro disecado

    La actividad del "raposo" que es lo mismo que zorro se centra a la puesta del sol y se prolonga durante toda la noche, aunque en lugares tranquilos no es raro descubrirlo por el día. Recorre cada palmo de terreno, tanto para buscar alimento como para marcar con orina y con las secreciones de las glándulas anales, y plantares su territorio. Su alimentación varía mucho de unas zonas a otras, incluso entre localidades muy próximas, dependiendo del hábitat en que se encuentre y de las diversas estaciones del año, aunque a menudo está relacionado con los desechos de la actividad humana.

    Desarrolla el celo a lo largo del invierno, entre diciembre y febrero, existiendo machos monógamos y otros polígamos. La gestación dura de 51 a 53 días, naciendo en primavera una media de 4 - 6 zorrillos por camada en el interior de una madriguera. Nacen con los ojos cerrados, aunque los abren a las pocas horas. Al mes salen del cubil para jugar y curiosear por los alrededores, y a los dos meses acompañan a la madre en sus correrías nocturnas. En el otoño los jóvenes se independizan y dispersan efectuando largos recorridos. Al año son maduros sexualmente, aunque no suelen criar hasta los dos años.

    Ciertos cazadores le consideran uno de los máximos responsables de la escasez de la caza, especialmente la perdiz, pero se despreocupan de controlar su población mediante el método más sencillo y efectivo: cazarlo durante los períodos hábiles ("media veda" y "general" ), desaprovechando con ello las excelentes jornadas que depara esta pieza cinegética. Por lo tanto en Castrillo lo hacen mal por que las batidas las hacen cuando termina la veda general, en diciembre o como muy tarde en enero

EL CONEJO
 

    El conejo es uno de los animales típicos de Castrillo. Tiene las orejas largas y rectas, pero más cortas que la liebre y sin su franja negra característica, rabo mediano y predominantemente claro, patas finas y uñas oscuras. El sexo se distingue mediante el exámen de los órganos genitales. Ocupa los lugares más diversos siempre que el terreno le permita excavar sus madrigueras y en los alrededores tenga comida suficiente. Se alimenta de brotes tiernos de matas, hierbas, cultivos agrícolas o cualquier tipo de vegetal, hasta cortezas de arbolados jóvenes, raíces o hierba agostada.

    De costumbres crepusculares y nocturnas, vive en madrigueras formadas por un complicado conjunto de galerías con numerosas bocas. En torno a esta vivienda comunal establece su territorio que, cada grupo de conejos, marca mediante orines y escrementos.

    El conejo es un reproductor oportunista que aprovecha los períodos de abundancia de alimento para la cría. La reproducción se inicia con los primeros brotes tiernos del otoño, y el periodo nupcial continúa hasta julio, cuando los pastos empiezan a escasear. En esta etapa la hembra siempre será receptiva a la cópula, y al poco de parir puede quedar preñada de nuevo. La gestación dura de 28 - 33 días tras la cual, en una cámara preparada para la ocasión por la hembra, pare entre cuatro y seis gazapillos con los ojos cerrados y sin pelo. A los diez días ya pueden ver, y a las tres semanas abandonan la madriguera en busca de brotes tiernos con que alimentarse. Los jóvenes son fértiles a los 3 o 4 meses, aunque la hembra no desarrolla totalmente su capacidad de producción hasta el año. La camada total de una hembra se estima en 11 - 16 crías.

    Pese a ser muy prolífico, muchas causas tienden a reducir su densidad, pues sus enemigos son numerosos y las enfermedades, especialmente la mixomatosis y la hemorragia vírica, merman sus poblaciones.

    La mixomatosis, introducida en Francia en la década de los cincuenta, fue la primera causa de este declive que casi erradicó al conejo de la Península Ibérica. Por fortuna al seguir resistentes al virus, algunas poblaciones superan la epidemia. Pero cuando algunos grupos comenzaban a recuperarse, una nueva enfermedad, la hemorragia vírica, produjo de nuevo altas mortandades. Pese a ello, parece que el conejo está siendo capaz de superar poco a poco estas situaciones y tiende a una recuperación en determinadas zonas.

    En Castrillo todavía tenemos furtivos, poniendo lazos, con perros por los majanos...; cosa que no me parece nada mal pues los cazadores tampoco desaprovechan ciertas oportunidades cuando se les presentan.

LA LIEBRE

    En España se distinguen tres especies de liebres: la ibérica, europea y liebre de piornal. En Castrillo la que tenemos es la primera, de menor peso y tamaño, se encuentra en todo el terreno del pueblo, páramo, vega, monte, viñas y laderas de pinos,

    Sus largas orejas con las puntas negras, el pelo rubio del lomo, el vientre blando y la cola negra y corta, negra en su parte exterior y blanca en la interior caracterizan a este animal.

    Protegida por su mimético pelaje, durante el día permanece inmóvil en una cama que ella misma realiza, a veces, al amparo de un montojo o pequeño accidente del terreno. Dotada de gran velocidad, resistencia y excelente conocimiento del terreno, centra su defensa en la carrera y basa su alimentación en brotes tiernos, hojas, troncos de arbustos, así como hierbas, aunque hay personas que la otorgan un carácter omnívoro.

    Es un animal solitario, aunque durante el celo pueden agruparse varios ejemplares, en su mayoría machos.

    Celo y parto se suceden durante todo el año, pero los meses de más actividad sexual van de febrero a septiembre. Aunque pare de tres a cinco veces al año, no hay periodicidad en los partos ya que pueden darse una serie de curiosos fenómenos como la reabsorción del feto, si las circunstancias son adversas, o la superfetación que le permite ser fecundada de nuevo antes de parir la carnada anterior, con lo que es posible partos que difieren entre sí pocos días. Las hembras también pueden mantener el esperma del macho durante una temporada, y fecundarse sin necesidad de una nueva cópula.

    Con todo, puede darse la cifra media de cinco a seis lebratos como producto anual de una hembra. La gestación dura de 42 a 44 días, tras la cual normalmente paren de dos a tres crías en una cama especial recubierta con pelo de la hembra. A los pocos días la madre dispersa a los lebratos y los visita a el atardecer para amamantarlos. Este comportamiento, junto al hecho de que las crías nacen con pelo y los ojos abiertos, ha contribuido a extender la falsedad de que los lebratillos se servían por sí mismos nada más nacer. Al cabo de un año las liebres alcanzan la madurez y, aunque pueden vivir hasta los doce años, muy pocas liebres llegan a viejas. La caza de la liebre con galgos es uno de los espectáculos cinegéticos más sugestivos. Las carreras son rápidas y con continuos recortes de la liebre, que busca las zonas con mayor vegetación o perdederos, donde la persecución sea más difícil para los galgos.

    En Castrillo la liebre antes era mucho más abundante y yo creo que era debido a que el número de escopetas que cazaban era mucho más reducido, en estos momentos tendremos unos 80 cazadores que a una media de 5 liebres cada uno por temporada no está nada mal teniendo en cuenta que tiene que quedar alguna para que críe.

LA CODORNIZ

    La codorniz ocupa en Castrillo de D. Juan una amplia variedad de terrenos, pastizales, campos de cereal, lindes, remolachares y arroyos.

    De comportamiento típicamente migrador, esta pequeña gallinácea realiza largos viajes entre sus áreas de cría y sus cuarteles de invierno, en el África Transahariana. Su llegada a nuestras tierras se produce en primavera, cuando el sonoro y familiar canto del macho delata su presencia.

    El macho tiene la garganta manchada de negro a modo de ancla y el pecho anaranjado, mientras que el de la hembra es moteado con fondo crema, llevando ambos una ceja blancuzca sobre el ojo. Los jóvenes presentan la ceja y garganta de color amarillento.

    Formada la pareja, la hembra sitúa el nido oculto entre la vegetación, para lo que excava un somero hoyo y lo tapiza con hierbas, donde pone de 8 a 16 huevos. El periodo de puesta, que depende de las condiciones meteorológicas, del estado de los cultivos y de la latitud, es amplio.

    La hembra incuba entre 17 y 18 días y los pollos, en compañía de la madre, abandonan el nido a las pocas horas de nacer. Su crecimiento es rápido, a los 11 días ya dan pequeños vuelos y a los veinte ya vuelan normalmente.

    Ave de costumbres complejas, durante el período reproductor pueden producirse desplazamientos precoces entre las codornices jóvenes, incluso de aves nacidas en el norte de África, que posteriormente pasan a la Península y crían durante los meses de verano. Los machos parecen manifestar un cierto comportamiento nómada, desplazándose en ocasiones decenas de kilómetros para copular con distintas hembras. A veces, si la climatología es desfavorable, poblaciones enteras abandonan las áreas de cría, incluso estando en plena reproducción.

    En todo caso una vez finalizada la recolección de las cosechas, y sobre todo si los rastrojos se han pastoreado, hay un periodo de dispersión de adultos y jóvenes, a veces lejos de las áreas de cría, reuniéndose en determinadas más favorables y tranquilas que les ofrecen mejor cobertura, desde las que partirán a finales de verano hacia África.

    En las últimas décadas, la codorniz ha sufrido una notable regresión. La desaparición de antiguas campiñas con la concentración parcelaria, la eliminación de lindes y arroyos pequeños, la disminución del cultivo de trigo, el adelanto en la recolección de las cosechas, la recogida de la paja y el aumento de cazadores, junto a la abusiva caza practicada en las costas africanas durante las migraciones, son algunos de los elementos que han provocado esta situación.

    Además, las adversas condiciones meteorológicas de los últimos años y la implantación de grandes superficies de regadío en el sur peninsular y norte de Marruecos, también han contribuido al descenso de esta ave en Castilla y León.

LA PERDIZ ROJA

    Pieza reina de la caza en Castilla y León, su adaptabilidad a los diferentes hábitats, desde el monte mediterráneo a la deforestada llanura cerealista, le ha permitido distribuirse por toda la región; estando sólo ausente en las regiones más altas de las montañas.

    No obstante, la perdiz prefiere áreas con algo de matorral, pastizal y cultivos con arbolado disperso. En las zonas agrícolas. la idoneidad del hábitat aumenta con la disponibilidad del medio, agradeciendo la existencia de parcelas de tamaño medio con abundantes linderos cubiertos por vegetación espontánea, baldíos, junqueras y viñedos.

    Ave rolliza, de espléndida plumaje y típicamente corredora, vuela sólo cuando es imprescindible. El macho, más grande y pesado, posee la cabeza más redonda y voluminosa, mientras que la hembra es algo menor y con la cabeza más estrecha y alargada. Otra diferencia, apreciable a partir de los tres meses de edad, la constituyen los espolones de las patas; grandes, anchos en la base y bien marcados en los machos y a menudo, inexistentes en las hembras o, si aparecen, de aspecto puntiforme.

    Respecto de le edad, hasta los 15 meses las dos rémiges primarias externas de los jóvenes tienen el extremo más claro y puntiagudo.

    En los adultos, la punta de las remeras es redondeada y carecen de la mancha.

    Se agrupan en bandos la mayor parte del año, para disgregarse llegando el momento del celo. A partir de enero o febrero comienza a escucharse el potente canto del macho, con el que se advierte de la posesión de un terreno o territorio y reclama una hembra con la que emparejarse.

    Formada la pareja, el macho elige donde emplazar el nido haciendo una pequeña depresión, generalmente al abrigo de un arbusto o mata, y lo tapiza con hierba y hojas secas. Es fundamental, pues, la presencia de arbustos en las lindes que, además de facilitar la nidificación, dan cobijo a estas aves frente a sus predadores.

    Durante el mes de abril o mayo según el clima y latitud, la hembra pone de 9 a 18 huevos. Pero para que lodos los pollos nazcan a la vez, no los incuba hasta que no pone el último. Tras 23 o 24 días los huevos eclosionan y los pollos, nidífugos, abandonan el nido a la pocas horas para corretear en busca de insectos, aunque siempre acompañados por la madre.

    El plumaje pardusco de su primera etapa les oculta de sus enemigos. A partir de las siete u ocho semanas comienza la muda que les trasforma en igualones y, transcurridos tres meses, tienen un aspecto parejo al de los padres. La familia permanece formando un bando hasta el comienzo de la siguiente época de reproducción.

    Para mejorar la tasa de reproducción, el equilibrio de sexos es importante, siendo preferible un pequeño exceso de hembras al de machos. Si hay exceso de machos, los no emparejados pueden juntarse formando pequeños grupos que desafían y molestan sin tregua a las parejas próximas.

    En ambientes desfavorables, como en las zonas muy homogéneas y carentes de matorral, las pérdidas de nidos son elevadas, pudiendo afectar a un 30 - 50% de los mismos. Los pollos atraviesan período crítico de unas tres semanas, en el que necesitan un alimento critico muy rico en proteínas de origen animal, asociado al consumo de artrópodos. En el primer mes la mortalidad ronda el 40%, para reducirse a un 15% en el segundo. De esta forma, la productividad media de una pareja de perdices se sitúa en los 3 - 5 pollos por año. En las últimas décadas, las poblaciones de perdiz roja han sufrido un fuerte retroceso. La tecnificación de la agricultura y el abandono de las zonas de media montaña han afectado notablemente al hábitat de esta especie y, sin duda, han tenido un importante papel en este descenso.

    Otros factores como la proliferación de predadores oportunistas, principalmente zorros y córvidos, también han influido en ello.

    Sin embargo, no debe olvidarse que, a menudo, la caza se ha practicado sin las necesarias directrices técnicas, lo que ha sometido a la perdiz a una excesiva presión cinegética, contribuyendo también este hecho a la escasez de esta ave en numerosas zonas de nuestra región; pues su abundancia está íntimamente ligada a la idoneidad del medio, así como el correcto aprovechamiento al que se someta esta especie.

    En Castrillo la perdiz es muy común pero también se nota la escasez, y creo que uno de los motivos entre otros es que los propios cazadores no respetan la especie, posiblemente por matar mas de las que serian aconsejables, y no quedar un número de perdices suficiente para que puedan criar al año siguiente.

ESTORNINOS

    Los estorninos, a los que llamamos tordos en Castrillo son aves que se han adaptado a la presencia humana y explotan lo que la actividad del hombre les proporciona: en las ciudades y pueblos un lugar donde criar y en los terrenos agrícolas un sitio en el que alimentarse.

    Las dos especies que habitan nuestros campos son gregarias y están consideradas como cinegéticas: el estornino negro es sedentario y, en consecuencia, se reproduce en estas tierras, mientras que el estornino pinto es migrador envernante.

    El estornino negro cría a mediados de abril en pequeñas colonias, y ya en el verano jóvenes y adultos vuelan formando bandos en busca de alimentos. Los adultos tienen el plumaje negro y lustroso, y los jóvenes pardo achocolatado sin brillo que mudan a partir de septiembre para dar paso al plumaje de adulto. En invierno todos presentan su plumaje salpicado con pintas claras sobre un fondo más grisáceo.

    Durante el invierno, las bandadas de estorninos se hacen más numerosas, uniéndose a grupos invernales de pintos para concentrarse hasta varias decenas de miles de ejemplares en dormitorios situados en carrizales o arboledas.

    En Castrillo "tordos" tenemos muchos, y en primavera cuando maduran las cerezas las atacan como una cosa exagerada. En ocasiones a medida que van madurando se las van comiendo; lo mismo hacen en las viñas con las uvas. Además es un pájaro muy listo y parece que se ríe del  hombre cuando intenta espantarlo

EL JABALÍ

    El jabalí se ha convertido en la pieza mayor más abundante de los montes de la región al haber experimentado, en las últimas décadas, una explosión demográfica espectacular, recolonizando zonas donde casi había desaparecido. Diversas razones como la emigración rural y el abandono de los usos tradicionales del bosque, han favorecido este fenómeno.

    Animal de carácter agreste y rasgos primitivos, vive en una gran variedad de hábitats, desde los bosques de alta montaña hasta los montes de las llanuras mesetarias.

    Los jabalíes son grandes y pesados, con el tronco aplastado lateralmente y la cola corta, con las patas provistas de cuatro pezuñas, dos centrales grandes y dos laterales menores que caracterizan su huella. Su cuerpo está recubierto por un pelo fuerte y áspero ("cerdas") y un pelaje más fino y claro ("borra") , que le protege del frío y que pierde en verano. La coloración varía en función de la estación, edad y hábitat, yendo de los pardos - rojizos a los gris - marrón de tonos muy oscuros.

    La diferenciación del sexo es muy difícil en los primeros meses. En los adultos el macho tiene el pecho potente, cabeza ancha y voluminosa, cruz arqueada y pelaje negro o muy oscuro; mientras que la hembra es más largo y afilado y el cuerpo con menos pelo y más fino.

    Viven agrupados en piaras de 6 a 8 individuos, habitualmente formadas por una o varias hembras adultas y su descendencia, a veces procedente de partos sucesivos; aunque en áreas poco favorables o donde el alimento está concentrado, pueden reunirse hasta 15 o 30 ejemplares. Los machos suelen abandonar el grupo cuando alcanzan la pubertad, y llevan una vida solitaria, juntándose a las hembras en la época del celo. Se mueven por la noche y por el día permanecen encamados en lugares tranquilos en una pequeña depresión guarnecida con ramajes. Gran parte de su actividad nocturna la dedican a la busca de alimento y al aseo personal en la baña o bañadero, imprescindible para eliminar los parásitos. Su dieta es variada; frutos (bellotas, hayucos, castañas, etc.,) tubérculos y raíces; así como insectos, pequeñas aves, micromamíferos, etc. La principal época de celo tiene lugar durante noviembre y diciembre, produciéndose luchas entre los machos. Establecida la jerarquía, el berraco cubre a varias hembras. La gestación dura alrededor de cuatro meses, y el parto ocurre a finales de febrero y principios de abril. La camada se compone de 2 a 4 crías, sin ser raros los partos de 7 o más. A partir del décimo día, las crías acompañan a la madre y tienen la típica librea con bandas longitudinales negras y amarillas sobre una capa de tonos pardo - grisáceos que conservan hasta los seis meses, y por la que reciben el nombre de rayones. A los cinco o seis meses los jabatos son uniformemente rojizos, y se denominan bermejos. Al año, el pelo tira a negro o gris oscuro, color propio de los adultos

CÓRVIDOS

    Entre los componentes de esta familia se encuentran algunas de las aves más inteligentes y mejor adaptadas a las más diversas condiciones. Sin embargo, su acreditada fama como predadores de huevos y polluelos les hace ser detestados por los cazadores, que han empleado hasta hace poco todo tipo de medios para reducir sus poblaciones. Desafortunadamente, los sistemas no selectivos, como los venenos, provocan también la muerte de muchas otras especies, algunas de ellas, predadores de córvidos. Hoy, únicamente se permiten los sistemas selectivos de control de predadores. Nueve especies de córvidos pueden encontrarse en el espacio geográfico de Castilla y León, pero sólo tres están consideradas como cinegéticas: la urraca, la corneja negra y la grajilla.

    La urraca (pica pica) es una de las aves más prósperas de la fauna ibérica. Su adaptación a los medios más variados, así como su sabia utilización de los desechos humanos, han favorecido su abundancia y ampliado su área de distribución, pues parece rehuir únicamente los bosques densos y las alturas superiores a las 1.500 metros. Su vistoso plumaje blanco y negro con larga cola, junto con su osadía ante la presencia humana facilitan observar a esta ave. La nidificación se inicia en abril, construyendo unos característicos nidos con barro, de forma redondeada y con una cúpula de ramas espinosas. Tiene una única pollada de 5 - 8 crías y raramente hasta 10.

    En Castrillo de D. Juan este córvido lo podemos ver por todos nuestros campos incluso por las calles del pueblo. Particularmente pienso que este animal es más listo de lo que la gente piensa.

    La corneja negra, con plumaje homogéneo negro, es sedentaria y abundante en toda región. Vive en parejas o en pequeños grupos familiares tras la crianza de los pollos, prefiriendo los espacios abiertos con árboles dispersos a los bosques de las zonas más montañosas. Nidifica a finales de marzo o abril, normalmente en árboles y a gran altura, con una puesta media de 4 a 6 huevos. Puede confundirse con el curvo y la graja, aunque se diferencia del cuervo por su menor tamaño y cola cuadrada, y de la graja adulta por no tener en la base del pico las calvas de ésta, pero al carecer de ellas también las grajas jóvenes, puede confundirse con ellas. La grajilla, más pequeña que la corneja y muy común en la región castellano - leonesa, posee un plumaje negro pero con el cogote gris y el iris blanquecino. Es la más sociable de la familia y vive en grupos más o menos numerosos. Cría en colinas, nidificando en agujeros o grietas de árboles a finales de abril

EL LOBO

    La mítica figura del lobo es el símbolo del predador por antonomasia en nuestro país y representa el carnívoro por excelencia de los ecosistemas mediterráneos, en la Comunidad de Castilla y León el lobo está considerado como especie cinegética dentro del grupo de caza mayor.

    Los lugares que ocupa son variados, desde la montaña con paisaje poco transformado y abundante ungulados silvestres y ganadería, a zonas de transición entre la montaña, la meseta y las llanuras cerealistas, donde se han extendido en los últimos años, ocupan los terrenos deforestados y agrícolas.

    En Castilla y León se extiende de forma estable por la mitad norte y tiene su límite meridional en el Duero, aunque en la parte más occidental (provincias de Valladolid y Zamora) lo sobrepasa ligeramente. Existe, además, un núcleo al sur de Salamanca, en la Sierra de Gata y sus alrededores, que podría estar parcial o totalmente aislado. La población de lobos estimada en la Comunidad en 1988 (Blanco, J.C. et al. 1990) fue de unos 1.100 ejemplares a mediados de otoño, lo que representaba el 54% de las existencias nacionales.

    El celo comienza a finales de diciembre y se prolonga hasta febrero. La hembra pare de 4 a 9 crías que nacen con un pelaje fino y negro. La madre acompaña en todo momento a los lobeznos y los amamanta, mientras el macho busca alimento. A los 11 - 15 días las crías abren los ojos, y alas tres semanas empiezan a salir del cubil. en torno a los dos meses abandonan la madriguera, para seguir por los alrededores todo el grupo unido. La dependencia del lobo hacia presas de gran tamaño, como el ganado doméstico y los herbívoros salvajes, han provocado una intensa persecución que le ha llevado a su extinción en gran parte de su área de distribución original. En la actualidad, la Junta de Castilla y León paga a los ganaderos los daños causados por el lobo en las Reservas Nacionales de Caza.

    En Castrillo de D. Juan raras veces se ha podido ver a el lobo, de no ser cuando la comida ha estado escasa por el norte y entonces ha tenido que llegar a nuestros campos, e incluso atacar a las ovejas.

EL MOCHUELO

    En Castrillo de D. Juan el mochuelo es un ave muy común, es la más diurna de las aves nocturnas. Frecuentemente se le puede ver a pleno sol sobre un mojón, un poste, un tronco o cualquier otro posadero que conceda perspectivas suficiente para localizar a los animalillos de los que se alimenta. De todos modos, aunque se le encuentre de día, es entre dos luces o durante la noche cuando despliega mayor actividad.

    En nuestra región los mochuelos inician el período reproductor a comienzos de la primavera. Pronto elegirá con su pareja un hueco de un tronco, en un pedregal, en una pared o en cualquier lugar que les ofrezca la discreción y seguridad suficiente para anidar. La puesta consta generalmente de 3 a 5 huevos que la hembra incuba durante 28 días. La estancia de los pollos en el nido viene a durar un mes en el que poco a poco se sustituye el suave y blanco plumón inicial por un plumaje mimético donde los tonos grisáceos y parduzcos se difuminan con un blanco sucio. En sus primeros días de vida los polluelos -bolas blancas con los ojos amarillos y negros- están acompañados de su madre que les da calor y les alimenta con presas que aporta el macho. Poco tiempo después, al aumentar las necesidades alimenticias de la prole, serán los dos progenitores los que tengan que realizar continuas idas y venidas al nido portando en el pico insectos, lombrices, ratones y algún pajarillo o lagartija.

    La principal fuente de alimento de los mochuelos son los insectos y los micromamíferos, variando las proporciones de unos y otros en función de la localización de su amplia área de distribución. Puede considerarse a esta especie como sedimentaria en los lugares que habita ya que sólo efectúa desplazamientos cortos para buscar mejores condiciones de vida cuando los imperativos climáticos le fuerzan a ello.

    El mochuelo comparte con el resto de su familia -los Estrígidos-, una serie de características fisiológicas y etológicas que le permiten afrontar la supervivencia diaria en un ambiente cada día menos favorable en que la competencia y dificultades que impone la dinámica natural hay que añadir los factores adversos que el hombre introduce. Extraordinarias peculiaridades anatómicas cuales son su finísimo oído, su vista adaptada a la oscuridad, la capacidad de giro de su cabeza o su plumaje mimético, suave y desflecado, que le permite un vuelo silencioso, poco puede hacer para defenderle de la agresión de los insecticidas, de los disparos o del peligro que para los mochuelos y otros animales supone la circulación rodada por las carreteras. Muchas aves parecen atropelladas o chocaron los vehículos al deslumbrarles la luz de los faros. La pequeña, simpática y beneficiosa rapaz que nos ocupa es una de las víctimas más frecuentes cuando intenta cazar a los insectos atraídos por los focos de los coches. Sea por unas cosas o por otros lo cierto es que el número de mochuelos ha disminuido y aunque todavía no sea "rara avis", su rechoncha silueta o su ondulante vuelo no se ven con tanta frecuencia como hace unos cuantos años. Respetemos al ave que en la antigüedad clásica concedieron por algo sería, el privilegio de acompañar a Atenea, diosa de la sabiduría, cuyo nombre aparece reflejado en la denominación científica del mochuelo: ATHENE NOCTUA

GOLONDRINA COMÚN
 

Golondrina     En Castrillo de D. Juan la golondrina es un ave muy común, en muchos casos comparten vivienda con nosotros, si bien eligen los desvanes, pajares, tenadas o huecos en las techumbres para instalar su hogar. Asombra siempre la habilidad y perfección con que construyen su nido situándolo en un rincón, en un ángulo de una viga o simplemente pegado a la pared. Como un experto alfarero humedecen, amasan y modelan a base de bolas de barro el cuenco que albergará la puesta y los polluelos. El material lo consiguen en cualquier charca o regato. Además mezclan en esa pasta algo de su propia saliva y también hierba seca y ramillas que aportan consistencia a la construcción.

    Las parejas de golondrinas suelen ser fieles a un nido en el que crían en años sucesivos. Poco después de llegar a nuestras latitudes -ya se sabe, barruntando la primavera- comienzan las tareas que culminarán con la independencia de los jóvenes. Pero antes, los 4 ó 5 huevos de los que generalmente consta la puesta recibirán calor durante una quincena y los polluelos se alimentaban abundantemente de lo que ambos padres aporten. Al cabo de 3 semanas los pollos aparecerán emplumados, siendo sus libreas muy parecidas a las de los adultos pero con los colores más apagados. Para entonces habrán ejercitado los músculos de sus alas y podrán lanzar se al aire; pero la destreza en la caza al vuelo la irán adquiriendo poco a poco por lo que los padres han de seguir alimentándolos durante algunos días. Las golondrinas se alimentan sobre todo de insectos. La estructura de su cuerpo y de sus alas la permiten desplazarse por el aire a gran velocidad. Los picos son cortos pero sus profundas comisuras hacen que puedan abrirlos considerablemente, lo que facilita las capturas. Se las puede ver lanzándose desde un cable, un alero o cualquier saliente que permita su despegue fácil para iniciar vuelos rasantes, elevarse cambiar de dirección de repente y sortear cualquier obstáculo para luego volver al posadero rápidamente. A veces descansan sobre cables junto a sus cercanos parientes los aviones comunes, a estos últimos también los llamamos golondrinas en Castrillo, y no nos damos cuenta que son algo diferentes en el color de las plumas y que estas hacen los nidos en los aleros de los tejados (la mayoría de la gente piensa que es la misma).

    Cualquier día de finales de agosto o primeros de septiembre, cuando ya es perceptible la disminución de las horas de luz las golondrinas inician el viaje de vuelta a tierras africanas. Las golondrinas no tienen muchos enemigos naturales: su rapidísimo vuelo y su capacidad de maniobra en el aire les libran de la mayoría de los predadores. El control de sus poblaciones posiblemente venga de la mano de una climatología especialmente cruda, de las bajas en los largos periplos migratorios o de la escasez de alimentos. En este último factor tiene mucho que ver la acción humana que mediante el empleo masivo de insecticidas priva a las golondrinas y a muchas otras aves de la gran fuente de nutrientes que supone esa enorme biomasa formada por insectos y muchos otros invertebrados. Por otro lado, enlazando con una idea apuntada al comienzo de estas líneas, los nuevos estilos en la construcción de edificios rurales, perdidas en muchos casos las tradicionales funciones para las que se concebían, no dejan apenas lugar para que inicien en ellos sus nidos las aves. ¿Sería peregrina la sugerencia de que las edificaciones, tanto en pueblos como en ciudades, incluyeran oquedades, plataformas o repisas para que en ellas anidaran o se posarán las golondrinas, vencejos, los cernícalos primilla, las cigüeñas blancas, los colirrojos tizones, etc.?. Seguramente nuestros asépticos bloques de pisos serían un poquito menos asépticos, pero ganarían en vida

LA POLLA DE AGUA

    En Castrillo de D. Juan la polla de agua la tenemos en el río Esgueva y en cualquiera de los arroyos cercanos al río. El éxito de su adaptación queda patentada cuando se ve atravesando un claro entre la vegetación a los adultos y a cuatro pollitos. Y es que este ave, pariente cercano de fochas y rascones es poco exigente a la hora de establecerse.

    Necesitan eso sí agua y vegetación, además de cierta tranquilidad. Afortunadamente la distribución de la polla de agua es muy extensa y la mayoría se mantiene lejos de áreas urbanas. Por otro lado su adaptabilidad hace de ella una de las acuáticas más abundantes. Muchos ríos, lagunas, marismas, canales y arroyos cuentan con su presencia.

    Si paseamos por estos parajes al amanecer seguramente escucharemos sus penetrantes gritos y chapoteos entre la maraña de la ribera. El éxito de esta ave se apoya en dos pilares: uno, el referido anteriormente, su fácil acomodo al hábitat húmedo; otro, su amplio espectro alimenticio. Respecto a este la polla de agua aprovecha tanto la materia vegetal como la extensa gama de animalillos que viven en esas áreas con presencia de agua. Es sabido que los humedales son uno de los medios más productivos que existen; ello quiere decir, a efectos de la abundancia de nutrientes que están a disposición de los seres que los pueblan, que ven facilitada la solución para esa necesidad inapelable que es alimentarse.

    El ave que nos ocupa es muy inquieta. Siempre se la ve nadando o caminando entre la vegetación cercana a la orilla, tan pronto sobre el barro, como sobre esa masa verde que tiene sus raíces subacuáticas y las hojas o tallos aéreos; la sorprenderemos sobre las espadañas tumbadas dando zancadas y hundiendose ligeramente a cada paso con sus fuertes patas terminadas en largos dedos. Como cabe suponer, el alargamiento es una adaptación que consigue que el peso del cuerpo tenga más superficie para sostenerlo en un medio blando y movedizo.

    En los continuos recorridos por su territorio pica brotes, hojas y algún fruto, pero centra más su atención sobre renacuajos, caracoles, gusanos, arañas etc..

    Perfectamente capacitada para nadar, sus correrías suelen cubrir un ancho pasillo que tiene como eje el borde del agua; esto no quiere decir que no se la pueda ver apartada de la seguridad que le ofrece la cubierta vegetal, allí donde la profundidad es mayor; tampoco sería raro encontrarla tierra a dentro amparada por la oscuridad de la noche buscando lombrices o restos comestibles en un vertedero.

    Llegada la primavera, el impulso procreador vuelve más intransigentes y agresivos a los machos, ya de por sí bastante intolerantes y agresivos en lo que a fronteras territoriales se refiere. Los límites de la parcela no están claramente determinados, por lo que es fácil que un galán vecino los traspase. De hecho la propiedad se proclama a base de chillidos, que lógicamente también oyen las hembras. Si alguna se acerca al acotado pronto se verá una nueva pareja o, por el contrario ,un fracaso si la polla hembra huye ante la demostración ritualizada del macho.

    Si la unión cuaja y se consolida, él buscara un lugar apropiado para situar el nido. Diversos autores señalan la diversidad de emplazamientos, algunos en tierra o en nidos de otras aves. La mayoría sin embargo, se sitúan entre las espesuras de la vegetación y sigue siendo el macho el encargado de amontonar tallos, hierbas, ramas, etc. hasta formar una plataforma que asegura a las plantas circundantes. Finalizada la construcción y después de las cópulas es la hembra la que adquiere protagonismo. Ella lleva el peso de la incubación, que se prolongará entre 19 y 22 días. Los pollos nacen cubiertos de plumón negro destacando sobre él unas manchas azules encima de los ojos y el pico amarillo y rojo. Poco después de ver la luz son capaces de correr y nadar

PALOMAS Y TÓRTOLAS

PALOMA TORCAZ

    La torcaz es la mayor de las palomas europeas y, por su facilidad para nidificar en distintos lugares, se distribuye ampliamente por toda la Comunidad. Aunque prefiere los encinares y pinares, también ocupa los sotos de los ríos con vegetación arbusiva y se la puede encontrar en cualquier área, e incluso no es difícil que anide en parques urbanos, alimentándose de todo tipo de semillas granos de cereal y leguminosas, comiendo bellotas en otoño. De color gris azulado, destacan unas manchas blancas a ambos la dos del cuello y las bandas blancas de sus alas, visibles en vuelo. El pecho es vinoso y posee una larga cola con la punta negra que sobresale de su silueta en el vuelo. Aunque el macho es algo más corpulento, distinguir el sexo por su aspecto externo tiene dificultades; pero los jóvenes con plumaje gris pardusco y sin marcas en el cuello, se diferencian bien de los adultos. La reproducción comienza en abril con el clásico arrullo del macho y los sonoros aletazos emitidos durante la parada nupcial. La hembra pone dos huevos blancos en una plataforma reducida de ramitas, que la pareja incuba durante 17 días. Antes de cumplir las tres semanas, los pichones abandonan el nido y se instalan durante tres o cuatro días en las ramas del contorno. Cada pareja cría hasta tres veces, con lo que el período reproductor se alarga hasta primeros de septiembre. Si este hecho se ignora a la hora de la caza, numerosas palomas serán abatidas teniendo polluelos en el nido. A partir del otoño, a las torcaces nativas se suman un elevado número de palomas del resto de Europa que, en bandadas de centenares de ejemplares, vivaquean por los montes de la región. Dependiendo de la abundancia de alimentos como la bellota, cada año varía la cuantía de los bandos de torcaces. En marzo, las palomas invernantes regresan hacia el norte de Europa, mientras que las torcaces sedentarias, ya emparejadas, reinician sus galanteos amorosos.

PALOMA BRAVÍA

    La bravía es la especie que ha dado origen a todas las razas y variedades de palomas domésticas. De coloración gris azulada, similar a las demás palomas, presenta dos rasgos característicos: el blanco obispillo encima de la cola y las dos franjas negras que destacan en sus alas. La reproducción comienza relativamente pronto, y ya en marzo se oye su arrullo en los cantiles y se observa el elaborado cortejo del macho. Hace dos o tres puestas anuales y de dos huevos blancos cada una, en un nido apenas construido con unas hierbas y raíces y situado en agujeros o grietas de acantilados rocosos. En una población de palomas que viven en total libertad, es difícil determinar si son bravías o tienen algún cruce con palomas de procedencia doméstica, incluso en los lugares más apartados. A pesar de este abundante mestizaje, aún se puede ver pequeñas colonias, a veces parejas aisladas, de bravías puras repartidas de modo irregular en los roquedos de la región.

PALOMA ZURITA

    La zurita es la paloma que más dificultades presenta para su identificación: algo menor que la doméstica y sin el obispillo blanco, tiene un plumaje uniformemente gris azulado con ausencia de marcas blancas y con dos pequeñas barras negras en las alas. Como nidificante, se distribuye por la mayor parte de la región siempre que tenga agujeros para criar, aunque prefiere ambientes boscosos. Hace el nido en huecos de árboles, roquedos y, en ocasiones, hasta en grietas de edificios. Dos huevos blanquecinos son incubados por el macho y la hembra, que realiza hasta tres puestas anuales. Las poblaciones del norte y este de Europa inviernan en la región mediterránea y, a partir del otoño, numerosos bandos de zuritas, mezclados en ocasiones con los de torcaces, visitan nuestros campos. Es la más escasa de todas las palomas y, en los últimos años, su población está en aparente declive. Entre las amenazas se citan la caza abusiva, la desaparición de puntos donde nidificar, cambios en los usos agrícolas y la ingestión de semillas tratadas.

TÓRTOLA COMÚN

    Mucho menor, grácil y estilizada que las palomas, a diferencia de ellas se comporta como visitante estival, pues viene con la primavera para criar y se marcha a finales de verano para invernar en África.

    Se reconoce por su cola, con la punta blanca y muy visible cuando despega del suelo, y las manchas lisadas de blanco y negro a los lados del cuello. En los adultos, los diferentes tonos de plumaje permiten distinguir la hembra del macho, aunque se requiere experiencia para apreciarlo. Los jóvenes se identifican por su plumaje más apagado y por la ausencia, en los laterales del cuello, de las manchas blanquinegras de los adultos.

    Durante abril y primeras semanas de mayo se produce el paso primaveral de los primeros grupos de tórtolas que atraviesan la región.

    Pronto se establecen las parejas emitiendo sus arrullos para delimitar su pequeña parcela de bosque. Anida a poca altura del suelo, en arbustos y árboles de pequeño porte, construyendo una plataforma rudimentaria de ramitas, en donde la hembra pone dos huevos que la pareja incubará durante dos semanas. Los padres alimentan a los pichones durante tres semanas.

    En Castilla y León las mayores densidades de tórtolas se localizan en los sotos fluviales bien conservados y en las arboledas dispersas o en los encinares adehesados rodeados de campos cultivados, faltando sólo en las zonas de la alta montaña.

    A finales de agosto comienza el regreso hacia los países africanos.

    Las tórtolas nidificantes se van juntando en pequeños grupos, mientras que otros grupos, o bandos procedentes de latitudes más norteñas cruzan la región durante los primeros días de septiembre, rumbo al sur. En determinadas zonas se establecen auténticos corredores de paso por donde miles de aves surcan los cielos y paran para descansar y alimentarse. La alarmante disminución de tórtolas en los últimos años ha hecho que se incluya en la lista de especies amenazadas, estando catalogada como "vulnerable" en el "Libro Rojo de los Vertebrados de España". Por ello, algunas comunidades autónomas han prohibido su caza y otras, como Castilla y León, han establecido un cupo máximo de capturas por día. Aunque se desconocen las razones concretas de su regresión, se apuntan como más probables, junto con su pequeña efectividad reproductora, la destrucción del hábitat, sobre todo por la desaparición de sotos y franjas de arbolado, los cambios en la agricultura y el empleo de herbicidas, así como la excesiva presión cinegética.

TÓRTOLA TURCA

    Originaria del sur de Asia y Oriente Medio, la tórtola turca se ha extendido rápidamente por toda Europa. En el norte de España aparecen las primeras referencias en la década de los 60, colonizando poco apoco el resto de país, especialmente las ciudades y pueblos. De tamaño algo mayor que la tórtola común y un plumaje muy uniforme de color crema, se distingue de ésta por tener la punta del ala negruzca, la cara inferior de la cola con la base negra y el resto blanca, y un pequeño collar incompleto negro.

    Vive preferentemente en núcleos urbanos, en sus parques y jardines, haciendo incursiones en los campos de los alrededores. Cría en árboles a partir de marzo, con varias puestas de dos huevos cada una. Son aves sedentarias, aunque parece que los jóvenes se desplazan y colonizan nuevos territorios

LA LECHUZA

    En Castrillo la lechuza es un ave que no es que sea excesivamente abundante, pero todavía cuando salimos en verano en busca de caracoles, nos suele asustar cuando sale de algún palomar abandonado o escuchamos el siseo que produce, que no podemos por menos que prestarle atención porque casi produce recelo al escucharle.

    Las lechuzas se emparejan a finales del invierno y en alguna oquedad, palomar, campanarios, troncos huecos, grietas de roca etc. Deposita la hembra de tres a seis huevos por término medio. Después de poco más de un mes de incubación nacen los pollos. La pareja cazará para ellos siguiendo su técnica habitual: desde un posadero llegarán a su finísimo oído multitud de ruidos en medio de la noche. La lechuza atenderá a los que identifica como producidos por sus presas más comunes y orientándose por el sonido se dejará caer la mayoría de las veces sobre el roedor que movía la hojarasca o comía ruidosamente. Hasta que salga el sol podremos ver varias veces su blanca silueta perderse en la oscuridad en busca de alimentos. Entre los diversos sonidos que emiten las lechuzas el más conocido es un siseo aislado o repetido en serie y que si en otros tiempos inspiraba recelo hoy debe escucharse con actitud respetuosa hacia un ave que sólo nos reporta beneficios

    Las investigaciones dejan patente cuán beneficiosos, en primer lugar para los agricultores, son los mochuelos, lechuzas, búhos, etc. La razón es que la base de su alimentación son los roedores. A lo largo de un año una pareja de lechuzas, y sobre todo en época de crianza, cientos de ratones, topillos, ratas y algunos pajarillos.

    En los pueblos se decía que se bebían el aceite de las lámparas

LA OROPÉNDOLA

    En Castrillo si queremos contemplar a esta ave, no tenemos nada más que hacer que a últimos de la primavera y principios de verano darnos un paseo por cualquier arboleda, por ejemplo la que tenemos en el prao, si nos fijamos detenidamente en las copas de los árboles podremos descubrir a modo de una cesta de lana y hierbas que cuelga de una de las ramas de cualquier árbol, ese es el nido de la oropéndola,.

    Los machos marcan el territorio con su canto y con el colorido de su vistosa librea, amarillo intenso y negro, que destaca sobre el fondo de su hábitat, sobre todo cuando se traslada de un posadero a otro con su característico vuelo ondulado. Pronto la hembra, de plumaje menos llamativo, acudirá a la parcela acotada y la pareja iniciará la crianza. Entre 3 y 5 huevos deposita en el fondo del nido y durante una quincena los incuban entre ambos. Más o menos el mismo tiempo están los polluelos en el nido, siendo alimentados con cebas muy frecuentemente. Poco tienen que desplazarse los padres para encontrar comida ya que en el suelo o entre le ramaje abundan los invertebrados de todo tipo: insectos en todas sus fases etc...

    Una vez emplumados los pollos ensayan sus primeros vuelos y pronto se desplazan por las cercanías del nido, dependiendo todavía de los padres para alimentarse. Su plumaje es en esos críticos momentos previos a la independencia de tonalidades discretas para no llamar la atención. A finases de verano estas aves dirán "hasta luego" a su parcela de cría desde donde adultos y pollos emprenderán viaje hacia el sur.

    La oropéndola es un adorno vivo en las arboledas de Castrillo

LA COMADREJA

    La comadreja es el más pequeño de los mamíferos carnívoros, este animal lo podemos encontrar en Castrillo y son muy peligrosos si se meten en algún corral, pues ataca a los conejos y las gallinas sobre todo cuando son pequeños.

    Su cuerpo alargado y flexible mide entre 22 y 28 centímetros con un peso máximo de 150 gramos en época de alimento abundante. Las principales presas de este pequeño carnívoro son los micromamiferos, es decir, los topillos, ratones etc., que constituye más de la mitad de su dieta. También caza aves, reptiles, insectos y puede devorar algún conejo.

    En este último caso es sorprendente como un animal de tan reducido tamaño sea capaz de matar a otro que le supera en muy ampliamente en peso, pero lo cierto es que lo hace. La tremenda vivacidad de la comadreja que continuamente y a buena velocidad husmea todos los rincones de su territorio olfateando y buscando entre las hojarascas, en las grietas de los troncos, en las fisuras de las rocas, o en las huras abiertas en cualquier parte, corresponde con un metabolismo bastante acelerado que la obliga a una constante búsqueda de alimento. Por eso la densidad de un población de comadrejas en un área determinada está fuertemente condicionada por la densidad de sus piezas potenciales, sobre todo de roedores, y es sabido que éstos abundan, predominando unas especies sobre otras, en cualquier parte. Por eso es posible hallar comadrejas en los bosques, dehesas, llanuras, pueblos, extrarradios de ciudades e incluso en zonas urbanas. En todos los sitios donde viven sus presas favoritas se refugian en huras, túneles, o tuberías y es en esos pasadizos donde su cuerpo estrecho y de cortas patas penetra con gran facilidad para buscarlas.

    Si en sus correrías encuentra insectos, lombrices o lagartijas, no perderá oportunidad de incorporarlas a su estómago. El sentido territorial de las comadrejas, que durante la mayor parte del año se expresa en las marcas olorosas producidas por el almizcle que segrega su glándula anal, se toma una tregua al comenzar la primavera para emparejarse. La carnada viene al mundo en un nido de hierbas, ramitas y hojas y aunque el número de crías es variable suele componerse de 3 a 6 cachorros. Podría pensarse que con ese número de descendientes y el voraz apetito del que siempre hacen gala no quedaba ningún animal de los que componen su menú en los dominios de las comadrejas. Pero no es así. Dentro de las redes de nutrición de este carnívoro es, a la vez que predador, presa de otros animales de mayor tamaño y fortaleza.

    Así las aves rapaces, tanto diurnas como nocturnas, capturan comadrejas en todas las etapas de su vida y otro tanto hacen si se les presenta la ocasión los gatos monteses, zorros jinetas e incluso jabalíes. De este modo se establece un equilibrio fluctuante entre las mismas, y otros animales que les incluyen en su alimentación.

    Este simplificado esquema, centrado en el simpático y vivaz mustélido que nos ocupa podría hacerse extensivo a todos los seres vivos, integrados irremisiblemente en las redes alimentarias que se mantienen en dinámica armonía y en las que, salvo cambios naturales muy drásticos, sólo el hombre interfiere poniendo en peligro algunos nudos de esa imaginaria red.

EL VENCEJO COMÚN

    En Castrillo es muy fácil observar en cualquier atardecer de junio o julio cómo los vencejos, que horas antes se distribuían, aparentemente de forma irregular por el azul del cielo van agrupándose a medida que oscurece en grandes bandos que se elevan poco apoco y llegan a desaparecer. Su dormidero es el viento o el aire encalmado de las noches de verano. En la altura se mantienen aleteando más despacio y posiblemente en duermevela; o tengan algún medio de comunicación ultrasonidos, visión nocturna etc. que impida que choquen entre sí en plena oscuridad. Con el alba descienden y muchos de ellos agrupados en pequeñas bandadas llegan con su algarabía las primeras hora de los días primaverales y veraniegos. Sobre los tejados del pueblo y entre sus calles, se desplazan en vuelo rasante, ascienden y giran a increible velocidad sin dejar de chillar.

    Realmente toda su anatomía es un perfecto diseño para la vida en el aire; las minúsculas patas que de poco sirven a una ave que apenas se posa; su gran cavidad bucal, de la que destaca un pequeño pico sus ojos, que apenas sobresalen por estar alojados en unas depresiones laterales de la cabeza, y, sobre todo, sus alas estrechas y largas que movidas por unos músculos pectorales aparentemente incansable les sostienen en vuelo todo el día. Lógicamente los vencejos se alimentan de lo que cazan en el aire. Son, por tanto, insectos voladores los que componen su dieta.

    El vencejo común es muy frecuente en nuestras poblaciones y no es descabellado suponer que el antiguo acercamiento se fuera realizando paulatinamente desde sus hábitats naturales hacia los asentamientos humanos ya que las construcciones nunca faltan grietas o huecos que sustituyan a las oquedades naturales de las rocas donde ordinariamente criaban. Por otro lado cerca del ganado doméstico siempre abundan los insectos que le sirven de alimento. Dos buenas razones inclinan a estas aves a anidar en roquedos o en tejados, desvanes, huecos de ladrillos, etc.; una es que son lugares de difícil acceso, protegido por la verticalidad del ataque de cualquier saqueador de nidos; otra es que ofrecen un despegue fácil para los progenitores durante la crianza. Aproximadamente a mediados de agosto empieza a notarse un ligero descenso de vencejos. Los pollos que abandonaron los nidos hace unos días y acompañan ahora a sus padres, y ya están preparados para viajar hacia África tropical donde pasarán el invierno

EL ABEJARUCO

    En Castrillo tenemos la suerte de contar con la presencia de esta preciosa ave a últimos de la primavera y durante casi todo el verano. Recuerdo que de pequeño tenía una gran afición en buscar nidos de aves con el fin de enterarme de sus costumbres, bueno pues cuando encontrábamos un nido, digo encontrábamos porque éramos cuatro amigos los que estábamos en esto de buscar nidos, Rafa, Costan, Ángel y Agustín o sea yo mismo, se trataba de encontrar nidos y cuando ponían los huevos quitarles uno, para nuestra colección, que se llegó a componer hasta de 60 huevos de aves diferentes. El del abejaruco, que en Castrillo le llamames airero y no sé el motivo, era uno de los más complicados de coger, pues éste para construir el nido lo hace en taludes o escarpes terrosos en los que trabajosamente hace un túnel que en su tramo más profundo se ensancha formando una cámara donde se realiza la puesta de los huevos, teníamos que observar al pájaro y calcular cuando tenia huevos porque claro , teníamos que asegurarnos de que en el túnel existían huevos, no podíamos arriesgarnos a cavar en el túnel y que luego no hubiera hecho la puesta. A falta de sitios más o menos verticales pueden excavar en el suelo en cuyo caso la galería sigue una trayectoria oblicua respecto a la superficie del terreno. En Castrillo existe un sitio llamado "el portillo" en el que todos los años hacen nidos.

    Parece comprobado que perforan en las proximidades otros dos agujeros más con el objeto de despistar a los predadores que logren trepar hasta los nichos.

    Culebras de buen tamaño, comadrejas o lagartos pueden visitar las colonias de los abejarucos pero no el éxito acompaña a sus intenciones devoradoras ya que la ubicación de los orificios de los túneles y la estratagema antes referida les hacen desistir y caer al pie del terraplén con el estómago vacío.

COLIRROJO TIZÓN

    Este pajarillo de cuerpo oscuro, casi negro, que nerviosamente flexiona sus patas y hace vibrar las plumas rojas de la cola, en Castrillo le llamamos "neverillo", y no se porque, posiblemente, digo yo, que pudiera ser por lo nervioso que es, y en algún momento se le llamo nerviosillo y al final quedó en "neverillo".

    En palomares, tenadas, bodegas, desvanes y pajares, etc., podemos encontrar a este pajarillo tan simpático.

    La proximidad al hombre le reporta cierta seguridad ante algunos predadores, cuidarán eso si de no acercarse mucho al gato que ronda por el pajar, y en las casas de campo el ganado nunca falta, y por lo tanto insectos para alimentarse. La dieta está constituida básicamente por hormigas, moscas, escarabajos, gusanos, arañas etc. La técnica de caza responde la mayoría de las veces a la observación de una parcela de terreno generalmente desde un posadero a mayor altura para lanzarse sobre la presa localizada. El ave mantiene un comportamiento inquieto cambiando de sitio constantemente: de una piedra a una pared, de un tejado a una cerca, de un madero a otro..., pero si pasa cerca de un insecto volando no dudará en atacarle haciendo quiebros para cortarle la escapatoria.

    Llegado el momento de reproducirse el macho atrae a la hembra mediante un cortejo ritualizado en el que destacan las danzas y posturas del galán con la cola abierta y las alas ahuecadas. La construcción del nido corre a cargo de la hembra. En la cavidad elegida amontonara briznas, raíces, trozos de cuerda, lana, ramillas etc.., apelmazando todo en forma de copa, si bien suele resultar algo desordenada. La puesta consta de 4 a 6 huevos de color blanco que oclasionan a las dos semanas. Ambos padres alimentan a los pollos incansablemente ya que con incansable apetito reclaman comida constantemente piando y abriendo todo lo que pueden los picos de fondo anaranjado que, según parece, constituye un estímulo para que los progenitores aporten sin cesar el alimento que, más o menos, a los 25 días les ha hecho crecer y fortalecerse de tal modo que ya pueden volar. Llegado este momento, según aseguran los ornitólogos que han estudiado el comportamiento de este pajarillo, se produce un desdoblamiento de las tareas de la pareja: el macho se ocupa de alimentar y acompañar a los pollos y la hembra construye otro nido para una segunda puesta

PITO REAL

    En Castrillo le llamamos pajaro carpintero o "caballo". Lo de caballo puede ser por el relincho que emite.

    Los pájaros carpinteros constituyen un grupo de aves que se han especializado en la explotación de unos recursos a los que pocos seres tienen acceso: los que se encuentran en el interior de los troncos de los árboles o entre la corteza. Para acceder a ellos la naturaleza les ha dotado con un fortísimo pico con el que taladran la madera, y con una lengua muy larga capaz de penetrar en las galenas y rincones donde viven insectos en una etapa larvania, con unos dedos opuestos dos a dos, ideales para agarrarse a las asperezas de los troncos y con las plumas de la cola tan rígidas que le sirven de perfecto apoyo en sus acrobacias.

    La faceta más conocida de estos pájaros es su particular manera de hacer el nido. Una vez elegido el árbol y la ubicación de la futura cámara de cría el ave comienza a golpear el tronco, del que poco después comienza a saltar virutas. Incluso en maderas blandas el pito real tendrá que golpear miles de veces hasta ver acabada su obra.

    ¿Cómo no se daña el cerebro en lo que, lógicamente, repercutirán los impactos de la cabeza? También a este problema tienen una respuesta adaptativa los pájaros carpinteros en forma de huesos esponjosos en el cráneo y músculos que amortiguan los golpes. Como curiosidad señalaremos que ciertos fabricantes de cascos para motoristas han estudiado el sistema de protección a dicho elemento protector; a veces los inventos humanos llevan milenios probando su eficacia con la naturaleza. Pero, volvamos al pito real que ya incuba en el fondo del nido y que al cavo de 16 días verá eclosionar los huevos. A partir de entonces los padres llevarán grandes cantidades de insectos para los pollos entre los que destacan por su número las hormigas. Estos insectos son el principal aporte de la dieta del carpintero. Los capturan en grandes cantidades tanto en troncos , donde abren a picotazos accesos a las galerías del insecto social, como en los hormigueros del suelo. Un mes más tarde los pollos buscarán un territorio donde asentarse estableciendose en bosque o en lugares con árboles diseminados principalmente entre las viñas.

LA ABUBILLA

    Cuando llega el momento de procrear las parejas buscan una cavidad adecuada para tal fin. En esa época los machos suelen enzarzarse en peleas por conquistar los sitios más apropiados o para defender el que ya tienen frente a parejas recién llegadas. Solucionado este asunto, cortejarán a la hembra trayéndola alimentos. Poco después en el agujero que han escogido y directamente en el suelo apareceran 6 huevos, que se incubarán durante 19 días. Después de ocasionar será el macho el que aporte las primeras cebas y posteriormente serán los dos los que traigan alimentos. A pesar de la puesta relativamente numerosa las jóvenes abubillas pagan su tributo a comadrejas, culebras y otros predadores, a los que les puede más el hambre que la repugnancia del maloliente nido; ya volanderos peden ser presa de aves rapaces como el halcón o el azor. A pesar de todo varios pollos llegarán a adultos, por lo que la abubilla es frecuente en nuestros campos. Ello es prueba de que la predación es un mecanismo de limitación y control selectivo pero no de exterminio sobre las especies que se realiza. Largo y ligeramente curbado, el pico de la abubilla es una eficaz herramienta para cazar toda clase de invertebrados, aunque algunos se escondan en las grietas de las cortezas, entre las hojarascas o en pequeños túneles subterráneos. Capturan larvas de insectos, arañas, lombrices, orugas, saltamontes, etc., inspeccionando el terreno mientras andan por pastizales, baldíos, linderos o campos de cultivo.

    El llamativo blanquinegro del plumaje de la abubilla cuenta además con una señal de comunicación que el ave utiliza a voluntad: la cresta.

    Generalmente plegada sobresale de la parte alta de la cabeza a modo de prolongado moño, pero si algo inquieta la animal, si se excita por la presencia de un competidor, de un peligro o necesita mostrarse dominante la desplegará en un vistoso abanico canela y negro que advertirá a sus congéneres de su estado de ánimo. Una vez que los pollos han nacido deben salir del habitáculo cerrado donde nacieron pero aún dependerán por un tiempo de sus padres, que les siguen alimentando. Cuando pueden valerse por si mismos llega el momento de la emigración, que puede ocurrir a finales de verano. Aunque muchas abubillas pasan al continente africano para invernar, también abundan las que se quedan durante la estación fría en áreas de la mitad sur de la península ibérica donde el clima es más benigno.

PICO PICAPINOS

    Recuerdo cuando tenía unos 12 años mientras buscábamos nidos por las "mimbreras" (término de Castrillo que está poblado de chopos), sentimos un "tacateo" que no teníamos ni idea de lo que era, escuchábamos con mucha atención para intentar adivinar lo que podría ser. Con paciencia pudimos comprobar que se trataba de un pájaro de unos colores llamativos, entre ellos el rojo, que con su pico hacía un golpeteo en el tronco de los árboles que resonaba en la chopera. Logramos encontrar el agujero donde tenía el nido, y descubrimos que dentro se encontraban 6 pájaros volanderos, pues sin más los sacamos, los matamos, los pelamos, los guisamos y nos los comimos para merendar. Un gran error, pero cosas de chicos.

    Pero dejemos estas reflexiones y comentemos un poco cómo es este pájaro carpintero. Cuando sintamos el golpeteo que resuena en la bóveda forestal, es sin duda un signo claro de que no demasiado lejos el pájaro que nos ocupa está construyendo su nido puede elegir un pino castaño, chopo etc., le destinara para albergar su puesta y sus pollos. Bien agrado con sus fuertes dedos -opuestos dos a dos- a las rugosidades de la corteza y apoyado en las plumas de la cola golpea con determinación la madera utilizando el pico como herramienta.

    Poco a poco, pequeñas virutas y astillas se acumularán en la base del tronco a medida que progrese y agrande el hueco que le servirá de cámara de cría

    El habitáculo que el picapinos hace en la madera consta del agujero de entrada, circular, de una pequeña chimenea que desciende verticalmente y de una cámara más amplia donde realiza la crianza.

    Estas aves no tapizan el fondo del nido con materiales del exterior sino que las propias virutas y el serrín de la excavación sirven de acomodo a los huevos de 4 a 8 a los que macho y hembra dan calor durante trece días

    Los polluelos son cebados constantemente por los padres que traen sus picos repletos de orugas, hormigas, lombrices, etc. Los primeros días después de salir del cascarón han de penetrar hasta el fondo de la oquedad para dejar la comida en los insaciables picos de los pollos, pero al poco tiempo seran éstos los que los reciban sacando la cabeza por la puerta del nido.

    Aproximadamente veinte días después de nacer los picapinos están emplumados y ya tan crecidos que apenas se revuelven en el limitado nido. Es el momento del primer vuelo. Poco después los mismos padres los expulsan de su territorio, teniendo a partir de este momento y hasta que alcancen la madurez sexual una vida errante, ya que han de conquistar una parcela propia y los adultos no pueden estar dispuestos a compartir su terreno con posibles competidores.

    La territorialidad de los picapinos es clara y no escatiman manifestaciones sonoras para proclamarla. Por un lado emiten sonidos y cantos y por otro utilizan redobles sobre troncos y ramas para comunicar a otros congéneres que aquel área del bosque, encinar o chopera tiene dueño.

    Conocemos, por tanto, dos utilidades del fuerte pico de estas aves: una construir el nido, otra, como herramienta para percutir y hacer que resuene el rápido tamborileo que marca su territorio.

LA AVUTARDA

    En Castrillo en pleno invierno desde las bodegas hemos podido observar como en el centro de alguna tierra de la vega se paseaban unas aves de colores grisáceos, pardos o rojizos.

    En el llano donde apenas hay lugares para ocultarse, la desconfianza y la huida los las mejores defensas par un ave que apenas tiene enemigos naturales. Los machos adultos superan en peso a cualquier ave de nuestra región, y se acercan su embergadura a la de los buitres.

    Uno de los momentos más espectaculares de la vida de las avutardas es el ceremonial previo al apareamiento. Para llamar la atención de las hembras los machos intentan aparentar mayor volumen. Para ello inflan el saco del cuello, erizan sus plumas, lanzan la cola abierta en abanico y entreabren las alas dejándolas caer hasta mostrar la mayor parte blanca de su plumaje a la vez que giran sobre sí mismos

    La puesta dos o tres huevos la realizan en campos de cultivos o en herbazales que en esa época del año mayo, tiene altura suficiente para esconder a la hembra durante el mes que permanece incubando.

    Los pollos son nidífugos y están cubiertos de un plumón mimético que les hace desaparecer ente los terrones o la vegetación. La alimentación de la avutarda incorpora gran cantidad de insectos, caracoles e incluso algún pequeño vertebrado en época estival, mientras que en invierno la dieta es principalmente herbívora. Castilla y León tiene una de las mayores poblaciones de avutardas de España. Pero no nos engañemos esta magnífica ave ha sufrido una terrible merma en su número.

    Comparemos tres censos efectuadas en un período que solo albarca trece años. En 1969, un gran cazador estimó la población ibérica de estas aves en unos 17.000 individuos.

    En 1974, eminentes científicos y naturalistas las fijan en unos 12.000. ICONA, en 1982, da la cifra de 9.800 aproximadamente. Es decir en un espacio de tiempo realmente corto el número de avutardas españolas se ha reducido casi a la mitad. Desde 1982 hasta hoy probablemente la cifra ha bajado aún más.

    Hoy la caza de la avutarda está absolutamente prohibida.