En el pueblo estamos acostumbrados a emplear unidades de medida que quizá suenen o incluso no a quienes no viven aquí, tales como cántaras, arrobas... Al principio se tomaron como unidades o referencias de peso y medida las que se usaban en la vida cotidiana (la unidad de longitud se tomó de la longitud del pie o brazo humano; la unidad de peso fue tomada del peso de un puñado de grano o del que podía transportar un hombre de mediana fuerza; la unidad de superficie de la extensión de campo que podía arar una pareja de bueyes (yugada) o que podía labrar un hombre en un día, de sol a sol). Evidentemente estas medidas ofrecían múltiples matices de forma que fue necesaria la unificación de las pesas y medidas para evitar los desafueros causados por la diferencia de medidas.

    Hasta el siglo XIX, el sistema de pesas y medidas era, para la provincia de Palencia, en general el siguiente:

Sin embargo, la necesidad general de unificar las pesas y medidas dentro del sistema internacional, hizo que España fuese uno de los primeros países en aceptar el sistema métrico decimal.      No obstante se siguieron y se siguen utilizando en el trato o trabajo diario, fruto de la propia transmisión cultural y de lo arraigado y funcional de las medidas tradicionales, depuradas durante siglos.  Completando media fanega de cebada