El lenguaje

    Los proverbios y refranes son abundantes y cuentan con unos buenos transmisores: los campesinos, que cuando alcanzan una cierta edad se llenan de sabiduría, enriquecida con los años.

    Es usual en el pueblo el empleo de los artículos el y la antes de los nombres de personas, así como el empleo de diminutivos para referirse a las personas: Santiaguito, Angelillo, Ernestín...

    Curioso resulta cómo los puntos de referencia para la situación y localización de tierras, casas o fincas, es la relación espacial con sus moradores: al lado de la tenada del "Darío", junto a la nave del "Pocholo"...

Los apodos

    Hemos conseguido reunir más de 200 apodos de entre los habitantes de nuestro pueblo. Prácticamente todos se refieren a hombres y muy pocos a mujeres (la galga, la pichina, la pigaza, la pelos...).

    Hay apodos que se remontan a muchos años atrás, y han sido heredados por los descendientes de personas ya fallecidas.

    Algunos maestros han contribuido a la creación de estos motes. En algunos casos resulta bastante evidente el motivo por el que se puso el apodo; en otros, es interesante notar la extraordinaria imaginación del creador del mismo.

    Podemos clasificar dichos apodos en diferentes categorías. Muchos de ellos se relacionan con el aspecto físico de la persona o con su profesión. También hay casos en que se ha deformado el nombre...

    Muchos apodos se aplican a toda una familia como: Alguacilillos, Artilleros, Bodegas, Canónigos, Carajillos, Carracas, Carreras, Colgajas, Chacas o Chacaritos, Chaparros, Chatos o Toretes, Farranes, Gatos, Guaporros, Marujos, Mincharre, Pepillos, Racimos, Raposos, Sacristanes, Setas, Venteros, Zagones, Zorros.

    Algunas personas no se conforman con tener un solo apodo, llegan a tener dos e incluso tres motes.
 
    Mencionamos también los apodos aplicables a personas de pueblos cercanos: los de Tórtoles son Pelaires; los de Villovela, Raposos y los de Encinas, Carafes.