Nuestros Santos

    Presentaremos a continuación unas pequeñas biografías de los santos que tenemos en la iglesia. San Isidro, San Antonio de Padua, San Roque, San José y Santiago.
 
SAN ISIDRO LABRADOR

    Nació en Madrid en 1082 y se casó con María Toribia, más tarde Santa María de la Cabeza.

    Labrador de nacimiento, su dueño le puso a prueba, cansado de habladurías de la gente que le achacaban visitar todos los días la Iglesia antes de la labor (incluso abandonaba el trabajo para orar; cualquier situación era oportuna). Su dueño pudo observar que mientras él rezaba, milagrosamente dos jóvenes guiaban los bueyes delante del arado por el barbecho. Desde entonces el hacendado señor puso toda su labor y su tierra bajo su custodia, pues tenía un criado como jamás lo había tenido.

    Famoso hizo el refrán: "Por oír misa y dar cebada nunca se perdió jornada". El patrono de todos los hombres del campo nos dejó en 1170, y cinco años más tarde murió su mujer, a quién se invoca lo mismo cuando el hijo pequeño se le cae en un pozo, que cuando la sequía amenaza los campos.

    En 1622 fue canonizado por Gregorio XV. Se representa vestido de labrador, con un zurrón; en segundo término, una yunta llevaba por un ángel.
 
SAN ANTONIO DE PADUA

"EL SANTO DE TODO EL MUNDO" (León XIII)

    San Antonio nació en Lisboa (Portugal), en 1195 (fecha oficial). Llamado por la vocación religiosa ingresó en un monasterio a las afueras de la ciudad. 

    Ya con el hábito franciscano, desembarcaba en Marruecos en 1220. Cayó enfermo y sus superiores creyeron oportuno repatriarlo, pero en el viaje de regreso, acaba en Sicilia tras un tortuoso viaje. Allí conoce a San Francisco de Asís con quien convive y comparte los comentarios de su relación con Dios, en el convento de Monte Paula.

    Su fama comenzó a extenderse con ocasión de un sermón predicado a franciscanos y dominicos que fueron ordenados sacerdotes, en 1221. Habló de tal manera de todos quedaron maravillados de su sabiduría.
 
    Se ordena sacerdote y, como profesor de Teología, ejerce pastoralmente por Francia e Italia donde alcanza gran popularidad. Se dedicó a la composición de sermones para todas las festividades del año.    

 
    Fallece a los treinta y seis años el 13 de junio de 1231 y, en el lugar de su muerte se erigió un templo en su honor, por lo que se llamó San Antonio de Padua. Al año de su muerte fue canonizado por el Papa Gregorio.

    San Antonio es invocado en todos los conflictos, y sus devotos acuden a él cuando le necesitan. Es el abogado especial de las cosas perdidas y un santo casamentero...

    Lo que no falta nunca en San Antonio es la juventud (pues era joven durante los años en que ejerció el apostolado); el hábito franciscano (porque perteneció a la orden de San Francisco de Asís; es símbolo de la austeridad propia del auténtico hijo de San Francisco en la época del primitivo fervor de la Orden); el lirio (que nos recuerda su pureza virginal; su alma era blanca y pura como los lirios); el libro (la Santa Biblia que leía con frecuencia, la estudiaba, la meditaba y la predicaba al pueblo con gran elocuencia) y el Niño Jesús. Con el Niño en brazos se quiere indicar la íntima familiaridad que tenía con Jesucristo.
 

SAN JOSÉ DE NAZARET
    Procedente del linaje de David, según la genealogía situada por Mateo al inicio de su Evangelio, José lleva en Nazaret la vida de un artesano. 

    Es el esposo de María, el "padre putativo" de Jesús. José es venerado en Oriente desde el siglo IV; su culto en Occidente fue realmente introducido por Teresa de Jesús y los jesuitas.

    En 1870, Pío IX lo nombra patrón de la Iglesia universal, y fija su fiesta el 19 de marzo. En 1955, Pío XII instituye una segunda fiesta dedicada a José Obrero, fijada el 1 de mayo, día de la fiesta del Trabajo.

San José de Nazaret, a la izquierda del Altar Mayor

SANTIAGO
    Apóstol de Jesús. Hijo de Zebedeo y Salomé y hermano de San Juan evangelista., nació en Tetsaida (hoy Israel). Con san Pedro y san Juan, Santiago tuvo el privilegio de contemplar la transfiguración y la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní. 

    Santiago fue el primero de los doce apóstoles en ser martirizado: decapitado en los tiempos de Herodes Agripa, rey de Judea, hacia el año 44.

    Predicó en España poco antes de su muerte; se le apareció la Virgen en el Pilar de Zaragoza, y fue enterrado en el lugar donde ahora se alza la catedral de Santiago de Compostela, importante centro de peregrinación durante la edad media, a través del Camino de Santiago. (Tal vez la representación más frecuente del apóstol sea como peregrino). 

    Su festividad se celebra el 25 de julio y es el patrón de España.

SAN ROQUE
    Patrono de los apestados, se le representa en hábito de peregrino, con un perrillo y señalándose la rodilla donde aparece un estigma de la enfermedad. Debido a las epidemias de peste del siglo XVII su culto se popularizó por toda España, siendo multitud de lugares los que celebran su fiesta, el 16 de agosto, lo mismo que abundan las ermitas a él dedicadas.

    Nace en Montpellier en 1295. Como los curanderos o dioses, Roque tenía una cruz roja sobre el pecho y otra idéntica en el hombro. Como tantos otros santos, Roque llega a la edad adulta poseedor de cierta fortuna que reparte entre los necesitados cuando siente la llamada del Altísimo.

    Cuando fue a Roma, en los primeros años del siglo XIV, se dedica a curar a los abundantes enfermos de la peste. Es entonces cuando él mismo se contagia. El perro que lo acompaña existió realmente, colaborando en su curación cuando el Santo, enfermo, se retiró a un bosque. Vuelve a Francia donde es tomado como un espía y encarcelado hasta su muerte, tres años después.

SANTA TERESA DE ÁVILA
    Más conocida como Santa Teresa de Jesús. Onomástica: 15 de octubre. Hija de Alonso Cepeda y Beatriz de Ahumada, nació el 28 de marzo de 1515 en Ávila, el mismo año que apareció la reforma de Lutero en Alemania.

    Muerta su madre, despiertan sus deseos de ser monja, y recibe el hábito carmelitano en el monasterio de la Encarnación de su ciudad. En 1543 muere su padre y peregrina a Guadalupe para rogar por siete de sus once hermanos que se encuentran en América. La Santa ya tiene formado un grupo de monjas seguidoras de sus ideas de reforma del Carmelo, que en los siguientes años iría consolidando con la fundación de varios conventos.

    Junto a San Juan de la Cruz, quedó para la historia como la mística doctora por los consejos para la buena oración. Finalmente, el 4 de octubre de 1582, a las nueve de la noche, entró en el cielo en su convento de la villa de Alba de Tormes, Salamanca. Su cuerpo ha sido exhumado en numerosas ocasiones, comprobando su incorruptibilidad; una mano sería separada del cuerpo y es venerada en su último monasterio.