Rico Cevico que baja la ballena por la Poncarriona... Esta anécdota
va mas allá de las fronteras del pueblo, siendo conocida en Castrillo
de Don Juan: Había habido un nublado y la gente salía al
arroyo (la Poncarriona) a ver la tal ballena, que en realidad se trataba
de la albarda de un burro. Otra versión de este hecho es que estaban
lavando las cubas en la Dehesa, y debía haber una llena y el resto
vacías. Al llegar a Cevico decían: "una va llena" y de ahí
ballena. Por eso pasaba una ballena por Cevico.
La Crucilla... En la carretera que se dirige a Castrillo, se fue la madre al campo. El hijo intentó seguirla y un lobo le destrozó, dejando sólo sus zapatos. En el lugar colocaron una cruz que ha permanecido hasta hace poco. Pozo Airón... Cayó una carreta la hija y el padre y desaparecieron. Aparecieron haciendo punto en Zamora. |
Los lechones de Roa... Un ceviqueño compra en Roa dos lechones y los coloca ambos en un serón. Para equilibrar el peso colocar piedras al otro lado. Al llegar a casa le reprende su mujer comentándole por qué no había colocado un lechón a cada lado del burro. El respondió: "todo no se piensa en Roa".
Ratas de agua... Cogían o comían ratas de agua. El señor Vitoriano tenía un arte especial, las cogía (en la Canal sobre todo) y las vendía. El Dámaso las cogían con la mano.
A los buitres... Típicos eran los paseos escolares a Mata Redonda cuando aparecía una bandada de buitres. Decía el maestro don Suceso, que era cazador, "a los buitres". De modo que los chavales se preparaban para tal acontecimiento, cogían palos... en ocasiones para cuando llegaban al lugar, los buitres ya se habían marchado.
Iglesia...
Situación de hombres y mujeres en la iglesia: mujeres delante y hombres detrás. En la ermita, los hombres son los únicos que suben al Coro.
Las mujeres debían asistir a la iglesia con medias, mangas largas y velos cubriendo sus cabezas.
En Semana Santa (cuando era obligación confesarse), los monaguillos apuntaban los que lo hacían.
Antiguamente se empleaban carracas, matracas, conejera y martillo en Semana Santa para llamar a los fieles, en lugar de las campanas. Se tocaban hasta la Resurrección, en que volvían a emplearse las Campanas.
En la iglesia se conserva una Cruz de la Santa Misión. Antes venían unos frailes a dar charlas para preparar la Cuaresma. Las chicas solían cantar: "Mañana por la mañana id todos a la misión y el que se quede durmiendo que se caiga de la cama y se dé en la cabeza un buen coscorrón".
Otras curiosidades y anécdotas.
Una costumbre muy arraigada entre los mozos era la de poner el canto a las mozas. Consistía en atar unas latas entre sí a la puerta de la "víctima", de forma que tirando de una cuerda produzcan el ruido suficiente para despertar a la misma.
Una señora solía sentar a la puerta de casa con una silla. En cuanto se metía en casa para algo, las niñas le cogían la silla y la ponían en el caño de la fuente.
Las niñas además de lo anterior gastaban
otras bromas. Por ejemplo decir a alguna señora: "Me ha dicho
mi madre que me dé un pan". La señora se lo daba y las
niñas se echaban a reír pues era mentira. Después
se lo devolvían.
A la señora Pilar iban y la llamaban "tía
pelos crespos". Ella se enfadaba y su nieto las corría por el
pueblo.
Cuando en la escuela pasaban lista a los asistentes, una niña (Cirina Sánchez) respondía con un "aquí bajo estoy". La familia más numerosa es la de Pablo y Presenta (con 15 hijos). En la actualidad solo hay 12 hermanos. Parte de la familia más numerosa |
La peña Los Churus, fundada en 1974, es la más antigua.
La Biblioteca Pública Municipal de Cevico
recibe el nombre de "Los Robles", porque existe en el pueblo un
Camino de los Robles.
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Hablando de nombres de pagos, términos, caminos...; en Cevico se suele decir cuando uno se atraganta: "se ha ido por el Caballillo", que es el nombre de un pago.
Ha habido bodas entre primos carnales: Víctor
y Crisanta; Martiniano y Cruz.