El guarizo llevaba las mulas y los machos a los praos. Todos los días recogía a los animales en el corral de las mulas y llevaba los animales a pastar a los praos. Los traía por la tarde al pueblo y cada animal regresaba a su casa solo.

    Antiguamente según se entraba al ayuntamiento, el aula de las chicas quedaba a la derecha y a la izquierda la de los chicos. El maestro y la maestra vivían en el propio edificio del ayuntamiento, en la parte superior. El ayuntamiento también estaba arriba y el calabozo abajo. Cada chico llevaba el rescoldo (las ascuas) en una lata de sardinas para calentarse. El maestro tenía una más grande de cinco kilos.

    Por los años de la guerra una noche se asustó todo el pueblo pues veían un resplandor en el cielo y el dia anterior habían bombardeado Valladolid. La gente huía de las casas mientras otros pedían gasas con vinagre al creer que eran gases... Incluso el secretariose metió en el hueco de la gloria y su mujer le decía: "sal de ahí, Colorín, que te vas a asfixiar". Pablo torres debía de ser el alcalde de la época y dijo a la gente que no se asustara, que no eran bombas, se trataba de la aurora boreal.

    Cuando los chicos se portaban mal en el baile, el entonces alguacil Jesús Rodríguez, les amenazaba con llevarles al serrín (calabozo).

    Cuando los quintos entraban en quinta preparaban una fiesta tremenda, robaban manojos y leña, hacían una hoguera y quemaban un carro. Compraban un lechazo que se lo guisaba la madre de uno de ellos.
 

Santiago García
Donde se encuentra esta casa se ubicaba el salón de baile de Anselma
Quintos

    Arturo, el padre del médico don Mauro, era el encargado de poner apodos.

    El señorito don Santiago González llevó un día al pastor Guillermo Gutierrez a la ciudad de Valladolid, cuando el primero le indicó que subiera al ascensor y le abrió la puerta, el pastor le respondió: "No señorito, no tengo ganas de hacer de vientre".
 

    Venían del sur (los "granadinos") con rebaños, ordeñaban a los animales en el pueblo y les vendían la leche.

    La familia más numerosa es la de la Señora Elvira y Pablo Tranque (con 22 hijos)

    Ha habido banda de música de los chavales del pueblo

    Villaro, el marido de la señora Simona, desapareció y no se volvió a saber nada más de él.

Ordeñando en el pueblo, por Justo Ortega

La Guardia Civil

    A comienzos de julio dos atracadores que habían robado a un quesero de Cabezón, se escondieron en la fábrica de luz, en las turbinas. Los guardias que los habían seguido a caballo dieron con ellos y los acribillaron a balazos. Les enterraron en el pueblo. Todo el mundo estaba asustado.

    La Guardia Civil prohibió durante una temporada, tras la guerra, a los obreros trabajar los domingos y festivos.

    Los guardias fueron los primeros que dispusieron de servicios en el anterior cuartel. Tiraban al camino lo que limpiaban del pozo negro. Apestaba y toda la gente tenía que taparse las narices.
 

Oficios

    El alguacil solía pregonar el pescado tocando la trompeta tres veces. El pescatero le pagaba y le entregaba la nota que debía leer por las calles: "se venden chicharros a tres pesetas, "anchogas" a tres pesetas..."

    El primer teléfono estaba en casa del alguacil, Honorio Rodríguez.

    El pescatero, Leandro, se acercaba al pueblo primero en bicicleta, después añadió un motorcillo a la rueda delantera de la misma; mas tarde en moto y después, en furgoneta.

    Antiguamente el cochinero que iba por los pueblos llegaba a la plaza y fiaba hasta el verano. La variedad de cerdos que traían eran de los negrillos, procedentes de Salamanca. Un día un padre bajó a la plaza con su chaval de diez años a comprar el cochino. Mientras el padre andaba regateando con el marranero, el chico le tira de la chaqueta y le dice a su padre: "¿pero acaso este año le vamos a pagar?".
 

Iglesia y ritos religiosos

    La espadaña de la torre es donde iba la campana del reloj, por eso las ventanas del campanario están tapadas porque ahí estaba en un cuarto la maquinaria del reloj, la espadaña la tirarían hacia el año 1948.
 

Detalle de la torre de iglesia, por Justo Ortega
Detalle de la torre de la iglesia, sin espadaña y con las ventanas descubiertas.

    El repique de campanas cuando tocan a difunto es diferente según fallezca: se dan dos clamores si es una mujer quien ha fallecido y tres cuando se trata de un hombre.

    Cuando moría una persona se ponía el hachero con cuatro o seis velas delante del reclinatorio. Al acabar la misa el sacerdote, previo pago, rezaba el responso donde había hachero. Si la persona que había fallecido tenía más dinero se ponía un catafalco grande (pues se pagaba más dinero por la misa). Se ponían velas grandonas a ambos lados.

    Cuando fallecía algún niño se le enterraba en un lugar separado del resto.

    En Semana Santa al llegar la Cuaresma se tapaban los altares con una tela y no se destapaban hasta el día de Pascua. Resultaba curioso porque incluso tapaban la cara del Cristo de un crucifijo con una capucha. Y como ordena la Santa Madre Iglesia no se comía carne los viernes y "el Viernes Santo ayunaban hasta los pájaros". Cada viernes de la cuaresma se cantaba el Miserere. A medida que se iba cantando se iba descubriendo la tela del altar (del Ecce Homo y del Cristo atado a la columna). Al finalizar el canto se volvía a tapar. El Viernes Santo se colocaba el Santísimo.

    Antes se hacía el viacrucis por el pueblo y se colocaban cruces de madera por el recorrido. Ahora se hace en la iglesia.

    Santiaguillo era famoso cantando: "perdón, oh Dios mío".

    Durante toda la noche anterior al día de los Santos se tocaban las campanas. Después las mujeres iban sonando las esquilas por las calles para pedir limosna.

    Las mujeres debían asistir a misa con velo y manga larga.

    Situación de los hombres y las mujeres en la iglesia. Las mujeres delante y los hombres bajo el coro. Inicialmente estaban a oscuras hasta que el cura don Valentín dijo que tenía que verles las caras y les puso luz.

    Antes no existían bancos (los hombres bajo el coro sí lo tenían) y las señoras debían llevar su reclinatorio.

    Antiguamente había un coro que subía a cantar con Cándido (el sacristán y barbero) que tocaba el armonio.
 

En el coro con Don Joaquín Iniesta

     También hace años se empleaban carracas y carracones en Semana Santa para llamar a los fieles, en lugar de las campanas. Se tocaban hasta la Resurrección, en que volvían a emplearse las Campanas.

    Hubo un época que venían unos misioneros (dominicos y del Corazón de María) que daban charlas por la tarde y confesaban y decían que todo era pecado. La cruz de los primeros está situada detrás de un Cristo Crucificado; la de los segundos sobre la pila benditera. Las dos cruces las hizo Julio Benito, carretero.

    En la víspera del guindo antiguamente se hacía una hoguera y se cantaba la Salve. Ahora ya no se canta. Antes había baile los tres días de la fiesta al mediodía. Ya no se hace.

    Desde Valladolid venía con un carro de helados "la Humilde".

    Un día las hijas de María fueron a limpiar la iglesia antes de una fiesta. El entonces cura don Jerónimo les mandó a por unos pichones, allí subieron las mozas y le cogieron cuatro al cura y ellas se llevaron diez (algunos tiraron por el campanario y otras se escondieron por las faldas, estuvieron incluso limpiando el altar con los pichones escondidos. Después hicieron una merienda con lo que se llevaron.

    Los monaguillos solían hacer más de una gamberrada como comerle las formas al cura o beberle el vino. El cura don Martín se lo decía al maestro don Maximino Puertas que los azotaba con una correa blanca.
 

Lugares del pueblo
    Dice un pastor que se le apareció la Virgen en la yesera del Pico la Encina. Cuando le acompañaron a comprobarlo, "sólo él era capaz de ver a la Virgen".

    Cuando falleció Marcos, por expreso deseo suyo, se le incineró y esparcieron sus cenizas por el Páramo de las Viñas.

    Junto al despoblado de Castil de la Vega, en el camino a Tudela se encuentran los restos de la senda de los contrabandistas. Antiguamente pasaban por ella los ladrones que no iban por el camino real.

Pico "La encina"

Páramo de las Viñas
Senda de los contrabandistas

    Un chico de 18 o 19 años de Villarmentero falleció al explotarle una bomba cuando estaba arando en Renedo, en la zona militar.