PREGÓN QUINTOS 72
Castrilleros, Castrilleras!!!!!
Un año más nos reunimos para celebrar las fiestas
de verano de nuestro pueblo.
En el año en que nacimos, 1972, no existía Google,
ni internet y para poner una conferencia te tenías que ir a Tórtoles,
ahora a un click sabemos que el nombre de nuestro pueblo tiene un origen
ilustre y que tuvo diversos nombres de acuerdo con su pertenencia, los
Delgadillo, los Orgaz..
Pero la historia que hoy nos interesa es la nuestra, la de los que
nacimos hace 50 años y que de una manera u otra estamos ligados
al pueblo, bien por haber nacido aquí (en la Residencia de Palencia)
y haber pasado nuestra infancia o porque los padres eran del pueblo y venían
todos los veranos “los forasteros”.
Es extraño, como el mismo lugar para dos personas de la misma
generación puede ser completamente diferente y a la vez igual.
La vida de hace 50 años en un pueblo, más poblado
que ahora, pero de Castilla La Vieja, en la que el tiempo se medía
por las labores agrícolas (la siembra, la siega, la vendimia) o
acontecimientos religiosos (las fiestas del Niño, las Candelas,
Carnavales, Semana Santa, San Antonio, Las Animas, San Andrés, Navidad).
Cuando nosotros nacimos había colegio en el pueblo
donde todos estudiábamos, había médico que vivía
aquí y al que tenían que pagarle “la iguala” para que te
atendiera fuera de horas, porque no existía el centro de Salud de
Baltanás. Había dos coches de línea que a diario iban
a Palencia y a Aranda, dos tiendas, una carnicería y una pescadería
(la plaza era todo un centro comercial) y los últimos burros y machos
convivían con los primeros tractores y cosechadoras.
En este año, no ocurrió nada especial. Uno de los
acontecimientos más relevantes del 72 es que vino un cura joven
“don Leonardo” que marcó nuestra infancia con sus sesiones continuas
de catequesis.
Al igual que ahora, la población aumentaba cuando llegaban
los veraneantes, los hijos de personas del pueblo que se habían
ido a trabajar fuera y que venían en vacaciones de Madrid, Bilbao,
Barcelona, y con quienes íbamos a correr, al río, a la Fuente
Hontoria, para ellos el pueblo también era un lugar especial porque
podían hacer cosas diferentes a las de la ciudad, era maravilloso
subirse a la era y tirarse en los montones, ir a merendar a las bodegas,
aprender que los manojos podían servir para asar las chuletas, que
un lagarejo no es un lagar pequeño y que los domingos había
que arreglarse para ir a misa.
Es inevitable pensar, en todas las personas a las que conocimos,
de las que aprendimos y con las que por desgracia, no podemos compartir
el día de hoy y que siempre estarán en nuestros corazones.
Los paisajes ahora son distintos, el pueblo se ha modernizado, pero
aunque ya no vivamos aquí ya no somos foresteros y todos somos y
seguieremos siendo Castrilleros.
Felices Fiestas y VIVAN LOS QUINTOS DEL 72!!!!! |