Un saludo al Ilmo. Sr. Alcalde, autoridades y organizadores
de las fiestas.
¡Buenas tardes, vecinos y amigos de Castrillo! ¡Bienvenidos
a estas Fiestas del Verano 2012.
Siguiendo la costumbre iniciada hace unos
años, hoy nos corresponde a los quintos del 62 el honor de
inaugurar las fiestas con este sencillo y humilde pregón.
Ya van 50. Una edad como otra cualquiera, si no fuera por la redondez
del número que se asemeja a ciertas calvas y tripitas prominentes
de alguno de nosotros. Una edad desde la cual podemos decir que hemos vivido,
que hemos llegado a ser lo que somos y lo que no, ya se antoja imposible.
Una atalaya desde la que mirar nuestro pasado y tratar de vislumbrar nuestro
futuro (…). Pero hoy significa encuentro. Encuentro con aquellas personas
con las que hemos compartido fundamentalmente nuestra infancia y parte
de nuestra adolescencia.
Somos hijos del baby boom de los sesenta,
criados en su mayoría en familias numerosas. Durante nuestra infancia
se produjeron muchos cambios. Hemos conocido el “servidor de usted”, el
beso reverencial al anillo del señor cura, las yuntas, los cántaros
para coger el agua de las fuentes, la acometida del agua a las casas, las
vendimias en carro y la lenta pero inexorable mecanización del campo.
Y mientras todas estas cosas pasaban, nosotros,
como niños que éramos, nos dedicábamos a jugar. Porque
el juego es lo que une. Ocupar plazas, calles, eras y corrales. Buscar
nidos y coleccionar huevos. Entradas furtivas al palacio, batallas y partidos
de fútbol. Después estaban las misas, rosarios y novenas.
Hacer de monaguillo y compartir pupitre durante largas horas de tedio en
la escuela.
Es seguro que anécdotas de este pasado
común saldrán a borbotones de nuestra boca cuando nos
juntemos a comer o a tomar algo. Porque esto es lo que nos identifica,
lo que tenemos en común, que no es poco. Porque es nuestro primer
gran aprendizaje de la vida, el que nos da la perspectiva desde esta atalaya
de los 50.
Después el pueblo se fue quedando
solo, despoblando, envejeciendo. Aquí queremos recordar a nuestros
mayores, a los que están y a los que se fueron; a quienes nunca
podremos agradecer todo lo que, con tanto esfuerzo, nos han dado.
Es verdad que la vida nos ha llevado por
caminos diferentes, pero también es verdad que nos vuelve
a traer aquí, al mismo espacio compartido, a nuestro pueblo. Y
aunque es un tiempo distinto, donde nada ni nadie es como antes, seguimos
reconociéndonos en lo que tenemos en común, en nuestro pasado,
parte importante de nuestra identidad.
El pueblo continúa atravesando un
largo y duro invierno .Pero las fiestas que hoy dan inicio, y todas aquellas
que se van jalonando a lo largo del año, son como pequeñas
primaveras en las que vuelve a florecer la algarabía que conocimos
en nuestra infancia, la alegría del encuentro y el regocijo de sentirnos
en casa. Que no se apague esta llama que va pasando de festejo en festejo;
quizá, algún día, encuentre el gran pebetero donde
prender una gran hoguera que nos acoja a todos a su alrededor.
Por eso queremos agradecer y reconocer a
todas aquellas instituciones, asociaciones, peñas y personas particulares
que, con su esfuerzo desinteresado, ilusión y cariño, hacen
posible estas fiestas.
Deseamos que éstas, las que
hoy tenemos el placer de dar comienzo, sean ese lugar y ese momento de
encuentro, de convivencia y de alegría entre familiares y amigos,
entre castrilleros.
¡Que comience la música! ¡Que le
siga el baile! ¡A participar en todas las actividades!
¡ VIVAN LAS FIESTAS DEL VERANO! ¡VIVA CASTRILLO!
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