Castrillo siempre ha sido un pueblo amante de costumbres
populares como las chuletillas en la bodega, la visita dominical a los
planteles cuando las uvas pintaban, las visitas al campo santo y al cementerio
el día de todos los Santos...
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Y aunque ahora ya no tanto, antes eran muy
abundantes los colchones de lana. Aún quedan algunos. Una vez al
año, hay que varear, es decir dar "palos" a la lana para ahuecarla
y quitarla el polvo.
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Otra costumbre popular es la de llevarse y tener en su casa (durante unos días) el vecino que lo deseara, una especie de "capillita" de la Sagrada Familia y de la Milagrosa. Antiguamente se las iluminaba con lámparas de aceite; en la actualidad, se colocan cirios. Al parecer nuestros mayores rezaban su Rosario diario con una mayor devoción al sentirse más arropados por esta "mini-capilla".
En el pueblo hay varias cofradías creadas
con una finalidad religiosa: la Cofradía del Carmen, la del
Corazón
de Jesús (fundada en 1901) y la de las Ánimas
(fundada en 1683) a las que pueden pertenecer todo el mundo que lo desee.
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La Cofradía de las Ánimas es la encargada
de repartir los cañamones a todos los cofrades el día de
San Andrés (último día de la Novena a los difuntos
que tiene lugar a finales de noviembre). Existe otra asociación,
las Hijas de María, a la que pertenecen aquellas niñas
y jóvenes que aún no han contraído matrimonio.
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En cuanto el tiempo acompaña, son típicos
los paseos hasta las fuentes de Hontoria y los Moros, por Carratórtoles,
por la Toba, por los caminos que conducen al río...
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Hace treinta años se iba a por rastrojiza y cardos tompeteros secos y se hacían hogueras en los barrios.